Esta semana
El País no anunciaba que bajo la majestuosidad de Louvre se organizó el primer desfile y no fue
de la mano de Chanel o Hermés (casa francesas) como era de esperar, si no que fue de la mano de casa Italiana Salvatore
Ferragamo.
Ferragamo aterrizó
el martes en el corazón de la grandeur parisina, patrocino la restauración de la obra La virgen y el
niño con Santa Ana
La firma
Ferragona a su llegada a París anuncio “humildad pero dispuesta a echar el
resto”. Bajo la fastuosa arcada de la galería dio paso a una pasarela, que
parecía no tener fin, desfilando la colección Resort que según el diseñador
Massimiliano Giornetti “ la italianeidad, el patrimonio estético de Salvatore
Ferragamo y el magistral saber hacer de sus artesanos”.
Nos trajo ambiciosas
y trabajadas piezas en piel rindiendo homenaje al origen zapatero de la marca,
el cual se hizo famoso gracias a las bailarinas que llevaba la magnífica Audrey
Hepburn consiguiendo que se convirtieran en icono.
El desfile
conto con Hillary Swank, Leighton Meester, Freida Pinto o Inés Sastre mostrando
una propuesta que como indica Giornetti “Nos dirigimos a mujeres que son
capaces de apreciar que el verdadero valor está en el preciosismo de los
detalles artesanales, en lo exclusivo de los materiales y no en un logo”.
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